Miradas



Me doy cuenta que las miradas que se cruzan en este blog están separadas por esta fina capa de lenguaje que ha ocasionado que las entradas se acomoden una sobre la otra de manera curva como si fueran pinceladas equívocas. La trampa es buscar en la expresión de los ojos un sentido que represente una verdad. Las miradas se desplazan como si caminaran sobre un criptograma. El secreto es que no hay secreto: sólo vemos lo que le pasa al oído cuando lee y al ojo cuando escucha. El delirio de la reflexión cuestiona toda prosa que pudiera describir el intercambio de ideas entre dos personas. Lo que estamos viendo es la perdida de nosotras mismas, eso que somos en este momento y que mañana y pasado ya no seremos. Al ver; perdemos. ¿Quién nos mira? es la pregunta que flota en la superficie de nuestra realidad sobre estas palabras. Estoy segura que si respondiéramos a todas nuestras inquietudes tendríamos frente a nosotros una enciclopedia de ausencias. Nos miramos. Estamos aquí para no estar en falta. La reunión es hacer que los signos funcionen de otra manera. Otro mundo se insinúa en nuestras miradas calladas. Las miradas se desvinculan, ya no es posible reflejar la verdad sobre el sentido, porque la verdad está agujereando el sentido mismo. No podemos decir qué es esto que tenemos entre manos, sólo podemos decir cómo está hecho. Nuestras personas devienen espacios recorridos, devienen experiencias, nómadas de situaciones. No podemos evitar que la temporalidad se interponga en nuestra realidad de escritoras ausentes, sin cuerpo, sólo palabras, trazos que son nuestros minutos y al final nuestro mundo. Nuestros pensamientos son caligrafías que tienden a separarse y sólo es posible unirnos si hay voluntad, en esa voluntad está la musicalidad de lo cotidiano y para ello no existen palabras, porque las palabras debilitan los encuentros, los inscriben en la historia como se escriben las leyes de los hombres. 

El viento



Ahora sé porque me tocó gritar aquel texto -"Los aires de marzo vuelan sobre naranjos doblados de luz"- tan chorreado y cursi cuando debuté en teatro.
-Brujísima.


Los días parecen transcurrir tranquilos y espabilados. Como ya es cuaresma todo parece estar sumido en la mesura que el viento nos susurra. A mis ojos siempre ha sido así: Una quietud inquietante.

Dice mi abuela que es porque los días están volviéndose tristes, por eso el viento sopla sin hacer ruido, y parece que tiene mucha razón. El viento rodea el espacio, pasa ante mis ojos, me toca la piel pero no alcanzo a oírle. Percibo algo perverso en ello. Perverso pero precioso.

Las mañanas frescas con un sol esplendoroso. Mi jardín regala un arco iris de bugambilias y las rosas aún no son chamuscadas por el calor, no así la azalea que empieza a ponerse triste por el viento fuerte.

En resumidas cuentas que el jardín se pone bello y yo me siento muy bien los días previos al equinoccio de primavera, porque el viento anda intensamente manso y mi rock suena más fuerte dentro de mi.



Alguna cosa real de las personas que habitan este blog



Nuestros amuletos están compuestos de palabras perdidas que se escriben a toda velocidad en los celulares y que poco a poco se van eliminando junto con la imagen diminuta de un basurero. Nuestros amuletos, objetos invisibles a los ojos de cualquiera, nos poseen con su sombra, que aunque sea diminuta, nos tiene atadas, sujetadas como un pequeño lunar del que uno no se puede deshacer. La única manera de quitarnos de encima esta sombra es cuando queden borradas las palabras que nos conforman y como los enfermos de amnesia no recordemos el sentido de las cosas. Mientras seguiremos siendo testigos de cada recuerdo que fue guardado en una caja de hojalata y tendremos que esconder nuestros propios recuerdos entre los sueños y la realidad, ahí en donde se esconde el ser antes de volverse gaseoso.



Volveré a ser absurdamente cursi.

De hace unos días para acá, antes de escribir el post anterior, empecé a sentirme ajena a este espacio. Así. De repente. Por arte del hartazgo, probablemente. No encontraba ni pies ni cabeza a este blog y no supe hacer más que escribir sobre lo que traía en la cabeza, as always.

Un post después, cuando Marie publicó: Anatomía i, re descubrí el porqué estamos acá, el porqué estoy aquí, quiero decir. Hay magia en sus letras, en su feeling. Anteriormente ya me había encontrado en las paredes de otros blogs, pero cuando llegué con Marie el reconocimiento fue absoluto, y no lo supe en ese momento, creo que, como la mayoría de las mejores cosas en la vida o en la mía, pues, paso desapercibido al principio. Sólo sabía que tenía que estar ahí leyendo otra realidad, las palabras de otra, y parecerá soberbio o egoísta pero es que parecía que me estaba leyendo a mi misma.

Y era, es, como estar en casa. Porque puedo leerle, escuchar cada instrumento en las canciones de los beatles y al mismo tiempo cantar, sin perder conciencia de la naturaleza individual de cada una, como si fuésemos una sola. Es un Orgasmo.

Bueno... luego vendré a escribir algo con sustancia.

Anatomía i

 

Cada persona guarda desde su nacimiento una esencia como las mencionadas por Hartman, sólo que a diferencia de la teoría que sostiene este historiador y médico en la genética especializada en las glándulas, las esencias están almacenadas en los dientes de la primera edad, aquellos que al caerse se intercambian en un ritual específico por dinero o juguetes. Hay personas que a cierta edad de la vida entran en una crisis que ninguna medicina puede curar y esta crisis es provocada porque hay una confrontación entre la esencia que se tiene y la persona que se es. Esta confusión no se da en todas las personas porque la sencilla razón de que no todas las personas toman los mismos caminos. Aunque parece absurdo lo único que se tiene que hacer para estar bien con la esencia que se determinó en estos dientes de leche es seguir las palabras del viejo Píndaro: “Sé lo que eres”. Pero las confrontaciones de este tipo han ido aumentando con los años y las personas han olvidado a Píndaro y han perdido su tiempo en tratar de recuperar estos dientes. Algunos, los que han logrado acercarse a recuperarlos, han sido estafados por una suma cien veces mayor que por la que se vendieron en un principio y al tener los dientes no han podido recuperar su esencia. Triste es la historia de estas personas que inútilmente terminan con psicoterapeutas, psicoanalistas, yoga, etc. en busca de una esencia que coincida con su ser.


cuando veo esta imagen es como estar más lejos de lo que puede tocar la realidad

estos días de gripa he tenido los oídos tapados

es como escuchar blanco...